El pasado 22 de marzo, el presidente Donald Trump anunció que Estados Unidos impondrá nuevos aranceles a varios productos importados desde China, un equivalente al 25%, es decir, US$60.000 millones de dólares anuales, aludiendo supuestas prácticas predatorias, y solicitando una reducción inmediata de US$100.000 millones de dólares en el déficit comercial.
Ante la presión arancelaria impuesta por la Casa Blanca, China advirtió que no le temería al inicio de una posible guerra comercial si Estados Unidos continúa actuando unilateralmente, y ha contraatacado con aranceles por US$3.000 millones de dólares anuales a ciertos productos estadounidenses, equivalentes a 15% y 25%. Los gravámenes entrarían en vigencia después de un periodo de consultas públicas que terminan el 31 de marzo (1).
Fuente: CNN, 2018.
El secretario del Tesoro Steven Mnuchin, ha dicho que se mantiene optimista y que espera que se logre negociar un acuerdo con China que evite la que parece ser una inminente guerra comercial entre ambas potencias. Menciona que esperan lograr reducir la brecha comercial, negociar porcentajes razonables para los aranceles (2), y detener la supuesta transferencia de tecnología forzada para las compañías estadounidenses que ingresan a su mercado.
Mientras que el ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, ha dicho que en la actual era globalizada los que recurran a la guerra comercial van a estar eligiendo el remedio equivocado, y no van a hacer otra cosa que penalizar a los otros, dañándose además a ellos mismos (3).
Estados Unidos colocó en la Casa Blanca a un Presidente con preferencias comerciales proteccionistas, el cual ha declarado continuamente su claro descontento con cualquier tipo de déficit comercial. A diferencia de la mayoría de los especialistas, el presidente Donald Trump ve el comercio como un juego de suma cero, y cualquier incremento en el déficit exterior es interpretado desde Washington D.C. (4) como un argumento adicional para incrementar las herramientas de su cruzada proteccionista.
A inicios del presente año, el Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció que el déficit comercial con China se ubicaba en US$375.200 millones de dólares para el cierre de 2017, es decir, con un aumento anual aproximado de 8.1%. Lo que significa que el déficit comercial creció aproximadamente 12% en el primer año presidencial de Donald Trump desde el Despacho Oval, (5) a pesar de haber afirmado durante su reciente campaña electoral que acabaría con la extensa brecha comercial en su primer año de presidencia, máximo dos.
El discurso America First encapsula la elaboración de políticas públicas que permitan poner en la cima de la pirámide de prioridades a los estadounidenses y a su país. El antagonismo con esta posible guerra comercial resulta ser que al imponer este tipo de medidas arancelarias los afectados directos serán precisamente los trabajadores y consumidores, las cadenas de suministros de las empresas, ya que, tendrán que pagar precios más elevados por los mismos productos. La directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, (6) afirma que "nadie gana" en una guerra comercial, y vaticinó que un nuevo conflicto de este tipo dañaría el crecimiento económico global.
Esto se debe a que son estas dos las potencias que controlan más del 40% de la economía mundial. En un sistema internacional globalizado, las repercusiones en las distintas políticas y economías del mundo serían inevitables, tal cual piezas de dominó.
Fuente: World Bank, 2017.
China es la segunda potencia económica más grande a nivel global, con un valor de US$11 billones de dólares, lo que significó el 14.8% de la economía mundial total para 2017. Por otro lado, Estados Unidos es la primera potencia económica más grande del mundo, con un valor aproximado de US$18 billones de dólares, lo que significó la cuarta parte de la economía global con 24.3% para 2017. Pero un reciente estudio de PricewaterhouseCooper (PwC) concluye que China ocupará el primer lugar en la economía mundial para 2030, ya que las economías emergentes seguirán creciendo aún más rápido que las avanzadas (7).
Los datos son claros, el potencial geoestratégico; la importancia de sus fábricas en las cadenas de suministros globales; ser el mayor poseedor de Bonos del Tesoro; la reciente volatilidad de Wall Street tras el memorándum presidencial de Donald Trump; y el superávit comercial que posee con Estados Unidos (el cual asienta un acelerado déficit comercial); posiblemente le brinden a China las ventajas necesarias sobre las negociaciones, o ante una eventual guerra comercial contra su homólogo de occidente. Para cada acción, hay una reacción.
Notas
- White House Government. (22 de marzo, 2018). Remarks by President Trump at Signing of a Presidential Memorandum Targeting China’s Economic Aggression. Recuperado de https://www.whitehouse.gov/briefings-statements/remarks-president-trump-signing-presidential-memorandum-targeting-chinas-economic-aggression/
- Kim, T. (26 de marzo, 2018). Mnuchin says he's ‘hopeful’ US can reach deal with China to avoid trade war. CNBC-Trade. Recuperado de https://www.cnbc.com/2018/03/26/mnuchin-says-hes-hopeful-us-can-reach-deal-with-china-to-avoid-trade-war.html
- Fontdeglòria, X. (8 de marzo, 2018). China promete responder en caso de guerra comercial con Estados Unidos. El País-Internacional. Recuperado de https://elpais.com/internacional/2018/03/08/actualidad/1520486534_386371.html
- Pozzi, S. (06 de febrero, 2018). El déficit comercial de EE.UU. crece un 12% en el primer año de Trump. El País-Economía. Recuperado de https://elpais.com/economia/2018/02/06/actualidad/1517872164_551756.html
- Ibid.
- BBC Redacción. (08 de marzo, 2018). Qué es una guerra comercial, cuáles son sus armas y quiénes son sus principales víctimas. BBC-Mundo. Recuperado de http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43309754
- World Economic Forum. (10 de marzo, 2017). Agenda Global: Las 10 mayores economías del mundo en 2017. Recuperado de https://www.weforum.org/es/agenda/2017/03/las-10-mayores-economias-del-mundo-en-2017/